Uno
Adiós a los Henderson
Calvin camina de un lado al otro en su cuarto. Tiene un problema. Se le debe ocurrir una idea para la feria de ciencias. Tiene tiempo hasta el miércoles para presentar el tema y la hipótesis, pero no se le ocurre nada. Cometió el error de postergarlo, si bien la señora Shelby-Ortiz les había dado una semana extra a los rezagados. Resulta ser que Calvin y todos sus amigos —Carlos, Richard y Gavin (sí, incluso Gavin)— está;n en el grupo de los rezagados.
Mientras va y viene por el cuarto, se le cruzan ideas tontas por la cabeza: cómo hacer una nube de lluvia en una botella (Rosario lo había hecho en segundo grado), cómo evitar que reviente un globo (Gavin lo hizo el año pasado y parecía un proyecto para bebés), cómo evitar que un huevo se rompa... Ese había sido el proyecto de Richard y, por desgracia, él de alguna manera consiguió romperlos durante su demostración. Así que ese proyecto queda descartado. ¿Podría Calvin hacer el viejo proyecto de Richard que no había funcionado?
Quizá; si juega un videojuego —tan solo uno para relajarse y liberar la mente —se le ocurrirá; una idea como por arte de magia. Toma el controlador que está; debajo de la cama, enciende la tele, lo conecta y comienza un juego rá;pido de Wuju Legend.
Mientras está; jugando, está; a la escucha de los pasos de su padre en la escalera. Si pilla a Calvin, pensará; que la mamá; de Calvin tenía razón en no querer que Calvin tuviera una tele en su cuarto.
Casi fue un milagro que aceptara. Su mamá; le había dicho: “No. De ninguna manera”, pero su padre había dicho que podrían probar. Si veían que Calvin no podía tenerla, retirarían la tele del cuarto. Desde entonces, Calvin se ha preocupado porque lo consideren el tipo de niño que puede tener una televisión en su cuarto. Trata de tenerla casi siempre apagada, excepto cuando necesita jugar un videojuego para relajarse.
Sí, se siente mejor y preparado, listo para comenzar. Da unas palmadas y piensa. Nada. Aplaude de nuevo, pero esta vez se concentra de verdad. Siguen sin aparecerle ideas. Ya sé, piensa. Necesito cambiar de ambiente. Voy a ir al porche del frente a respirar aire fresco. Tal vez eso ayudará; a mi mente.
Calvin baja las escaleras de a dos escalones y se maravilla de su propia destreza atlética. Ya está; en la puerta del frente, sentado en el escalón má;s alto del porche, y nota un llamativo ajetreo en la casa de al lado. Los empleados de una empresa de mudanzas está;n llevando cosas a un camión enorme. ¿Cómo? ¿Los Henderson se mudan?
Los empleados llevan muebles y lá;mparas, y cajas cuidadosamente selladas y etiquetadas como PLATOS, LIBROS Y ROPA BLANCA. ¿Cómo puede ser que los Henderson se muden? Han vivido ahí desde siempre.
Son una pareja mayor, incluso mayores que sus padres. Tienen tres nietos, todos de edad similar a la de Calvin. Todos los años, desde que Calvin tiene memoria, los nietos han venido a visitarlos desde la Florida. Se quedan todo el verano. Para él, era como de repente tener hermanos y ya no ser má;s hijo único. ¿Cómo puede ser que los Henderson se muden? ¿Cómo pueden hacerle esto a él?
Su padre probablemente ya lo sabía. ¿Por qué no le había contado nada? Calvin se levanta y se dirige a la cocina, donde su padre está; sentado a la mesa leyendo el periódico.
—¡Papá;!
Su padre se está; llevando una taza de café a los labios cuando Calvin irrumpe en la cocina.
—¿Hmmm?
—¿Los Henderson se mudan?
—Ah, sí. —Ni siquiera levanta la mirada del periódico—. Te lo iba a contar. Se mudan a la Florida para estar má;s cerca de sus nietos.
—¡No es justo! —se queja Calvin.
—¿Cómo?
—¡No es justo! Ahora nunca má;s veré a Robbie, Todd y Evan.
—Ah —dice su padre—. No lo había pensado.
Calvin lo mira como si el padre fuera un ser de otro planeta. ¿Cómo puede no haber pensado eso? ¿Cómo se lo había ocultado? ¡Es algo muy importante! ¿A su padre no le importan sus sentimientos? El papá; baja la taza de café y parece intentar decir algo para que Calvin se sienta mejor.
—Bueno, puedes escribirles una carta.
—No, no puedo.
—¿Por qué no?
—Porque nadie escribe cartas, papá;. Pensarían que estoy loco si les escribiera una carta.
—¿Entonces cómo hacen los amigos por correspondencia?
—¿Qué es un amigo por correspondencia?
—Bueno, puedes llamarlos por teléfono.
—No es lo mismo que tenerlos aquí, en la casa de al lado.
—Bueno, entonces no sé qué decir.
Se miran unos segundos. Entonces, Calvin se deja caer sobre una silla y se queda observando la caja de cereales que está; en medio de la mesa de la cocina. Nuevamente se siente abandonado. Su mamá; se ha ido por un mes para ayudar a la abuela Kate. La abuela se había caído y se había quebrado la cadera, y su madre tuvo que ir hasta Nuevo México a cuidarla. Estará; fuera de casa todo un mes má;s.
Si su madre estuviera aquí, en este momento estarían comiendo panqueques. Él estaría poniendo jarabe de ará;ndanos sobre una pila de panqueques en lugar de estar mirando la parte de atrá;s de una caja de cereales de salvado.
—Bueno —dice su padre —, quizá; la nueva familia tenga hijos. Quizá; tengan tres varones. —Se encoge de hombros—. Es posible.
Calvin no contesta. Luego de un tiempo, su padre dice:
—Quizá;s tengan cinco hijos.
Calvin se sirve cereales en silencio. Por supuesto que no t...