¡No alimentes a los gecos!: Crónicas de la Primaria Carver, Libro 3

by Karen English, Laura Freeman

De una premiada autora, una interesantísima serie de libros infantiles protagonizados por niños afroestadounidenses y latinos, llenos de esa magia que fascina a los niños y que tiene un encanto universal.

  • Format: eBook
  • ISBN-13/ EAN: 9780358330677
  • ISBN-10: 035833067X
  • Pages: 144
  • Publication Date: 08/18/2020
  • Carton Quantity: 1

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  • About the Book

    Bernardo, primo de Carlos, estará en su mismo grado en la Primaria Carver, y Carlos no sabe muy bien cómo se siente al respecto. Pero cuando Bernardo se muda provisoriamente con él, ocupa la litera de Carlos, su lugar en el equipo de fútbol de la escuela e incluso la atención de su pPapi, Carlos comprende que no está contento. Lo que es peor: ¡Bernardo comienza a molestar a sus gecos mascota! Carlos trata de pasar por alto los irritantes modales de su primo, pero Bernardo le hace la vida difícil. ¿Sobrevivirá Carlos a la visita de Bernardo? ¿Sobrevivirán sus gecos? ¿Podrá mantener la paz por su familia?

    Esta serie de libros infantiles sobre un variado grupo de alumnos de primaria, escritos por Karen English, autora galardonada con el premio Coretta Scott King, ofrecen una narración precisa, personajes y situaciones con los que identificarse, y mucha acción. Los lectores emergentes y los flamantes lectores independientes se reconocerán en estas graciosas historias de la escuela y la familia.

  • About the Author
  • Excerpts

    Uno 

    Tenemos compañía

    Bernardo, el primo de Carlos, vendrá a casa. Carlos ha regresado de la escuela y se sienta a la mesa de la cocina a comer un pastelillo y a escuchar disimuladamente la conversación telefónica entre su madre y la tía Lupe. Su madre y la tía Lupe siempre hablan por teléfono; conversan sobre todo. Hablan, como mínimo, una o dos veces por día. Su padre ya ni siquiera contesta el teléfono porque sabe que siempre es la tía Lupe. 

         Carlos escucha que su primo Bernardo vendrá desde Texas a quedarse con ellos porque la mamá de Bernardo, la tía Emilia, está pasando por un momento difícil y necesita comenzar desde cero en otro lugar. Se mudará a su ciudad y enviará a Bernardo antes. 

         Carlos deja de masticar para escuchar mejor. Ahora parece que su madre y la tía Lupe están chismeando sobre la tía Emilia. Ella siempre tiene algún problema, no toma buenas decisiones, debe manejar mejor su vida y bla, bla, bla. Cosas aburridas de adultos, pero esto hace que se ponga a pensar en su primo y en el hecho de que vendrá mañana. 

         Su madre por fin termina de hablar por teléfono y se sienta frente a él. Pone su típica cara seria. 

         —Bueno, escúchame, Carlos. ¿Recuerdas a tu primo Bernardo? 

         —Un poco. 

         Bernardo era algo regordete y tenía una mata de cabello oscuro rizado. Carlos había ido con mami y papi a San Antonio, en Texas, cuando tenía casi seis años, y su hermana, Issy (apodo de Isabella), apenas tenía tres. Era el cumpleaños de Bernardo, y Carlos cumplía seis años unos meses después. Carlos recuerda estar sentado en un porche, comiendo un Creamsicle con Bernardo antes de su fiesta de cumpleaños. Ah… y recuerda que corrían en medio de los aspersores. Recuerda que Bernardo lloraba porque quería dos porciones de torta de cumpleaños en el plato. No quería esperar hasta terminar la porción que tenía servida. Estaba sentado allí, llorando con cara de tonto y con la boca llena de torta. 

         Carlos también recuerda haber visto una foto del papá de Bernardo. Llevaba puesto una especie de uniforme, como un uniforme del ejército. 

         —Bernardo y la tía Emilia se mudarán aquí. Tu tía quiere que haga el cambio de escuelas y que se instale tan pronto como sea posible. Lo recogeré mañana, así que quería avisarte. 

         Tal vez sea una buena noticia. Tal vez Bernardo sea genial y sea excelente tener otro niño en la casa, una especie de hermano. Podrán hacer cosas juntos. Mami no le permite a Carlos ir solo al parque, ni a la tienda ni a ningún lugar, en verdad. Pero cuando su primo Bernardo esté aquí, de pronto tendrá un compañero siempre a mano con quien ir a distintos lugares. Sip, se dice Carlos. Bernardo. 

         —¿Cómo es? —pregunta Carlos. 

         —¿Cómo puedo saberlo? —dice mami y parece algo molesta—. Todo lo que sé es que más vale hagas que tu primo se sienta como en casa. Hazlo sentirse bienvenido. 

         Es importante para mami, Carlos lo sabe. La familia. Estar juntos y ayudarse unos a otros. 

         Mami empieza a enumerar instrucciones con los dedos, lo que significa que es importante. Todavía tiene la cara seria cuando mira a Carlos, con atención. Su hermanita entra y se para junto a mami. Lleva puesta una tiara porque quiere ser reina cuando crezca. Es irritante. Desde que mami le dijo que lleva su nombre por la reina Isabel de España, usa la tiara siempre que puede. Al parecer, mami había hecho un informe sobre la Reina Isabel en la secundaria. 

         —¿Puedo comer un pastelillo? —pregunta Issy con su vocecita aguda. 

         —Ahora no, princesa. 

         —Reina —dice Issy. Se ajusta la corona. Carlos revolea los ojos. 

         —Ah… bueno. Reina Isabella. Ahora no. 

         Issy debe presentir que ocurre algo y quiere ser parte. Se sube al regazo de mami, y entonces son dos las que miran a Carlos como si esperaran algo especial de él. 

         —Bernardo ha tenido un año difícil —le dice mami. No le dice qué significa eso exactamente, pero como ha tenido un año difícil, Carlos debe hacer que Bernardo se sienta muy bienvenido. Por ejemplo, debe permitirle alimentar a sus gecos. Cosas así. 

         —Y preséntaselo a tus amigos, ayúdalo en la escuela, comparte cosas con él. 

         Eso suena genial, pero Carlos se ha quedado detenido en la parte de dejar que Bernardo alimente a sus gecos. No… De ninguna manera. Al menos, no sin supervisión. 

         En los últimos meses, Carlos ha descubierto su amor por los animales y por los insectos. Distintas clases de animales, como gecos, lagartos cornudos y serpientes albinas. También se ha dado cuenta de que le encantan los insectos y sus extraños comportamientos. Gracias a ello, Carlos ya no es parte del Club de los Cabeza de Chorlito. Antes se solía olvidar de entregar la tarea, sus trabajos eran descuidados, no siempre estudiaba para las pruebas de ortografía, llevaba juguetes a la escuela para jugar en el escritorio y no hacía la tarea a tiempo. El típico cabeza de chorlito. 

         En realidad, esas eran las palabras de su maestra, la señora Shelby-Ortiz. La había escuchado en la dirección hablando con el señor Beaumont, maestro del otro tercer grado. Ella le había dicho: “Este año tengo algunos cabeza de chorlito en mi clase. Espero que decidan mejorar”. Ella no sabía que Carlos estaba escuchando. 

         Carlos había ido a la dirección a ver si podía llamar a su madre para pedirle que le trajera el almuerzo que se había olvidado (el comportamiento típico de un cabeza de chorlito), y estaba parado justo detrás de los dos maestros mientras esperaba su turno para hablar con la señora Marker, encargada de la oficina. 

         Luego se había ido. No quería que la señora Shelby-Ortiz supiera que había escuchado. Regresó al patio y se sentó en el banco más cercano, pensando que les pediría a algunos niños que compartieran algo de sus almuerzos con él. 

         Todavía no era hora de formar la fila, así que tenía tiempo para pensar en eso de ser un cabeza de chorlito. No quería que lo vieran así. Lo hacía sentirse raro. ¿Y si toda su vida lo conocie...

  • Reviews
    "Many independent readers, particularly boys, will identify with these characters and their struggles. The series continues to present appealing and likable characters gently exploring the moral dilemmas of childhood." 

    Kirkus 

     

    "Budding zoologist Carlos is a great addition to the roster at Carver Elementary, and whether kids have read the previous title in the series or not, they’ll find him appealing and authentic company.

    Bulletin 

     

    Praise for Skateboard Party: The Carver Chronicles, Bk 2 

     

    "A welcome series addition that emphasizes familiarity instead of difference and treats its message with an affectionately light hand."—Kirkus Reviews 

     

    Praise for Dog Days: The Carver Chronicles, Bk 1 

      

    "Chapter book readers have few options if they want to read about urban boys of color; here's hoping for more.”—The Horn Book Magazine

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